CÓMO SE ORIGINÓ EL NINJUTSU

No hay un origen exacto del ninjutsu (o al menos no se conoce con precisión). Primero porque se originó en una época caótica del Japón Feudal y no es posible determinar con precisión datos históricos. Y en segundo lugar porque no fue creado por una sola persona. La teoría más firme es que los conocimientos que tenían los ninjas fueron introducidos por guerreros chinos que huyeron de su país y se refugiaron en Japón, probablemente ingresando por la bahía de Ise y llegando hasta las regiones de Koga (actualmente Koka) e Iga.

Kurama1

Santuario en el monte Kurama.

 

Estas regiones se encuentran en un lugar rodeado por montañas y en aquella época estaban alejados de los centros urbanos. Ahí comenzaron a llegar un montón de samuráis derrotados o heridos en batalla buscando refugio, como así también excluidos de la sociedad japonesa de entonces que buscaban refugio en estas regiones.

 

Aquellos que llegaban a esta región se encontraban con forasteros que tenían conocimientos sobre técnicas de espionaje tal como figura en el libro “El arte de la guerra” de Sun Tzu; como así también otros conocimientos tales como técnicas de supervivencia, meteorología, esoterismo, medicina, etc. Esto fue el comienzo de la expansión de estos conocimientos, que al principio no se llamaba ninjutsu, sino que eran simplemente practicantes o expertos en estas modalidades.

 

En aquellas épocas ya existían (y aún existen hoy en día) los Yamabushi (Guerreros de las montañas). Se trataba de monjes ascetas de la secta Shugendo, una religión sincrética que combina elementos del budismo esotérico, sintoísmo y taoísmo. Ellos vivían en las montañas y, para alcanzar la purificación espiritual realizaban prácticas ascéticas y físicas muy duras, lo que les daba una gran resistencia física, una gran capacidad de combate y unas habilidades mentales excepcionales.

 

Cercano a las regiones de Iga y Koga está el monte Kurama, donde había monjes Yamabushi viviendo ahí (aún hoy día existen un montón de santuarios en este monte). Todo parecería indicar que las habilidades de los Yamabushi, sumado a los conocimientos y habilidades que habían traído estos forasteros a la región, y la llegada de los refugiados de los que hablamos antes contribuyeron a la formación de una gran cantidad de clanes de practicantes de estas habilidades de combate y de supervivencia, que más tarde atrajeron el interés de un montón de daimios y hasta de shogun Tokugawa Ieyasu.

Komuso

Monjes komuso.

 

En el folclore japonés existían unos seres mitológicos llamados Tengu. Ellos vivían en los bosques de las montañas y eran una mezcla de hombre y cuervo. Se decía que los Tengu tenían unas habilidades guerreras excepcionales y fueron ellos quienes les transmitieron estos conocimientos a los Yamabushi. De ahí surgió el famoso mito de que los ninjas tenían poderes sobrenaturales. Pero, como resulta obvio, esto no es más que una leyenda.

 

Otro mito que está muy extendido es que los ninjas eran asesinos. Nada más lejos de la realidad. Si estudiamos escuelas antiguas escuelas ninjas como la Togakure Ryû, principal escuela ninja de la Bujinkan, vemos que uno de sus principales preceptos es “La violencia debe ser evitada”. De hecho, sus técnicas son más de defensa que de ataque, y gran parte de sus katas (técnicas individuales) se centran más en cegar al enemigo y ocultarse de él que en matarlo.

 

Hay quienes creen que los ninjas y los samuráis eran enemigos entre sí. Y por eso hay que aclarar es que esto es falso. La diferencia entre ambos es que los samuráis eran una casta social, y los ninjas eran practicantes de un arte y de una serie de conocimientos que los samuráis no estaban exentos de acceder. De hecho, famosos samuráis tales como Hattori Hanzo y Sandayu Momochi también eran ninjas.

Tengu

Representación de un Tengu.

 

Los samuráis sí eran fieles a un señor feudal (daimyo). Y cuando un samurái no tenía amo, pasaba a ser un ronin. Los ninjas no se guiaban por ese precepto. A menudo, los daimyos contrataban los servicios de los ninjas para infiltrarse en algún sitio, cumplir una misión u obtener información de un clan enemigo. Luego podía suceder que este clan enemigo contrate los servicios de estos mismos ninjas para luchar en contra del clan que los contrató antes. En ese sentido ellos eran libres de decidir para quien trabajar, o no hacerlo si la causa para la que iba ser contratado no era lo suficientemente noble.

 

El ninja con ropa negra y máscara tal como lo conocemos popularmente era inusual en el Japón Feudal. La mayoría de las veces se disfrazaban para camuflarse e infiltrarse en los lugares donde debían cumplir su objetivo o recolectar información. Uno de los atuendos más utilizados era el de monjes komuso, que usaban una cesta de paja en la cabeza y caminaban tocando una flauta; aunque también usaban otros atuendos según el entorno, tales como disfrazarse de campesinos o incluso de mujer.

 

La llegada del período Edo (1603 – 1868) bajo el shogunato de los Tokugawa trajo más de 250 años de paz y prosperidad en Japón, además de la unificación completa del país. Y todo esto a pesar de implementar un aislamiento del país con el exterior, una fuerte persecución a los practicantes del cristianismo y un estricto control de las actividades de la población. En este contexto, los clanes ninjas fueron disolviéndose y muchos practicantes de este arte debieron buscar otras profesiones para sobrevivir.